Selección por: Ángel Moisés Rojas*
Embriaguez – Ángel Moisés Rojas
Todos tan educados
y a la botella se le ocurre
sacar la lengua.
-Niña santa
tan procaz-
No hubo más remedio que
cortársela.
Después del incidente
las malas acciones
fueron permitidas.
César Romero
Otra lucidez,
alcanzada en la conversación
de medias horas que se sirven
en las rocas.
A solas mientras miras la tarde,
contra el desaliento,
buscamos en los bolsillos.
Si hubiese licor de ajenjo
sería para los poetas
que a risotadas
cruzan el Barrio del Artista.
Otra ebriedad,
vamos apreciando los culos
a medida que la multitud avanza.
Sin contar fecha y hora
contamos las monedas:
tres cuartos, rocas, esperanza,
el color en el cielo
que otros días
ni siquiera notamos.
César Romero es miembro de la Red de escritores de Puebla. Ha estado en los talleres de poesía y cuento en casa del escritor de Puebla, ha publicado en la Plaquette Dédalo, en el blog El Creacionista, en el suplemento Catedral del periódico Síntesis, y en la revista digital Traslados.

Como te conté ayer – Armand Virallonga
No he olvidado que no sólo quería follarte.
Se ha evaporado del whisky
lo que compartimos con los ángeles,
los flashes del salón de baile, el color de tu pelo
pero no, y cien veces no, lo que dijimos.
Quizá alguna cosa, la más pueril
deseché en el estante de tu rechazo.
De tu mano comí el pan y soñé rezagado
tus frases turbias, mis delatoras.
Sigo en pié con los pasajes,
estuve allí a las ocho y media,
con el pasaré a recogerte, con la promesa
con tú mi me conmigo y yo te lo haré todo,
no era mentira.
Cuando dije tienes guapura de leer poesía,
no era mentira.
Aprenderé el oficio de tu júbilo,
nunca una farsa.
Un borracho no puede serse más fiel.
Eso decía ayer y digo hoy en vaho al aire,
todo cuanto delire creíste fue un delirio,
y así, justificas tu cobardía.
Armand Virallonga nació en Barcelona, Catalunya, España en 1990 escribió sus primeros textos a los 10 años. Licenciado en cinematografía y audiovisuales por la Escuela Superior de Cinematografía y Audiovisuales de Catalunya, ESCAC, de la Universidad de Barcelona, con una especialización en diseño de producción y un cursado en crítica cinematográfica y crítica antropológica. Ha escrito y dirigido varios proyectos audiovisuales y trabajado la contraposición entre imagen y poesía en trabajos como Lo abandonado, Matices, Ladridos…
Tempranamente tuvo la oportunidad de rodearse de poetas y escritores de diferentes países e influencias trabajando para la empresa de gestión cultural Faer Feit sl.
En su joven y escueta trayectoria ha formado parte de los colectivos poéticos L’animalada y El Prostíbulo Poético. Ha publicado en varias revistas barcelonesas y, aquí en México, en la revista de la Fundación para las Letras Mexicanas, en donde forma parte de su taller de creación literaria.

Como latas de cervezas vacías – Ernesto Cardenal
Como latas de cerveza vacías y colillas
de cigarros apagados, han sido mis días.
Como figuras que pasan por una pantalla de televisión
y desaparecen, así ha sido mi vida.
Como los automóviles que pasaban rápidos por las carreteras
con risas de muchachas y música de radios…
Y la belleza pasó rápida, como el modelo de los autos
y las canciones de las radios que pasan de moda.
Y no ha quedado nada de aquellos días, nada,
más que latas vacías y colillas apagadas,
risas en fotos marchitas, boletos rotos,
y el aserrín con que al amanecer barrieron los bares.
Ernesto Cardenal Martínez, nació en Granada, Nicaragua, el 20 de enero de 1925 gracias a su obra poética ha merecido diversos premios internacionales. A su vez es conocido como uno de los principales defensores de la teología de la liberación en Américas Latina.

El vino de amor – Omar Khayyâm
Mi pobre corazón de angustia herido
y de locura, no podrá curarse
de esta embriaguez de amor, ni libertarse
de la prisión donde quedó sumido.
Pienso que el día de la creación
en que el vino de amor fue al hombre dado,
el que llenó mi copa fue esencial
con sangre de mi propio corazón.
Omar Khayyâm, fue matemático, astrónomo y poeta persa. Su obra poética más conocida las Rubaiyat recopilación de hasta un millar de cuartetas que hablan sobre la naturaleza y el ser humano.

El vino triste – Cesare Pavese
Lo difícil es sentarse sin hacerse notar.
Todo lo demás viene luego por añadidura. Tres sorbos
y vuelve el deseo de pensarlo a solas.
Se abre un fondo de lejanos zumbidos,
todo se esparce, y es un milagro
haber nacido y contemplar el vaso.
El trabajo (el hombre solo no puede pensar en el trabajo)
vuelve a ser el antiguo destino que es hermoso sufrir
para poderlo recordar. Después los ojos se clavan
en la nada, dolientes, como si estuvieran ciegos.
Si este hombre se levanta de nuevo y va a su casa a dormir,
Semeja a un ciego que ha perdido el camino. Cualquiera
podría aparecer de pronto en una esquina y molerlo a golpes
Podría surgir una mujer y tenderse en la calle
bella y joven, bajo otro hombre, gimiendo
tal como una mujer gimiera alguna vez con él.
Pero este hombre no ve. Va a su casa a dormir
y la vida no es más que un zumbido de silencio
Si se le desnuda, en este hombre se encuentran, dispersos,
miembros exhaustos y pelo brutal. ¿Quién diría
que en el transitan tibias venas
donde antes crepitaba la vida? Nadie
creería que alguna vez una mujer acarició
y besó ese cuerpo, estremecido,
bañándolo de lágrimas, ahora que el hombre,
al fin en casa para dormir, no lo consigue y gime.
Cesare Pavese, nacido en Santo Stefano Belbo en 1908. En 1935 fue detenido por su actividad política y confinado en Brancaleone Calabro.
Entre 1936 y 1950 produce títulos como El oficio de poeta, Diálogos con Leuco, Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, El oficio de vivir, La casa en la colina y La luna y la fogata. Hundido en una depresión se quitó la vida en agosto de 1950.

Funerales Báquicos – Evaristo Carriego
Ayer en la taberna, tristemente,
un borracho, pontífice del vino,
decía a otro borracho impenitente,
bebiendo el primer vaso matutino:
-Yo llevo en mi interior un silencioso
Genio o Poder que nunca me abandona:
Enemigo ignorado y fastidioso
que mis heridas de placer encona,
volcando el agua fuerte
del odio y del pesar. (Esa agua abunda
en las foscas riberas de la Muerte
y es en el riego del dolor fecunda).
Por eso mismo tengo indefinibles
rebeldías de lucha delirante
que sólo me hacen ver los imposibles
donde cae el Esfuerzo a cada instante,
torturado y vencido
por la brutal Potencia que condena,
diariamente, al espíritu caído
a oír los soliloquios de la Pena.
Dominación fatal, conturbadora
del gran Desconocido que me obliga
a custodiar el Mal, hora tras hora,
arrojando a la espalda la fatiga.
Y es esa tiranía la venganza
de un fatídico monstruo cuya mano
como un destino atroz siempre me alcanza.
Pero pienso que en día no lejano
-cuando caiga debajo de la mesa
para nunca jamás ya levantarme-,
ese Genio que tiene mi alma presa
resolverá, tal vez, por fin, dejarme.
Y entonces habré muerto. Bienvenida
la eterna amada, la Libertadora,
que al derramar el vino de la vida
de mi vaso será la defensora.
¡Del terrible licor, del más amargo,
Akadama, Sweet Wine – Cartel
publicitario para un vino dulce,
Japón, 1922
me llegarán las gotas como besos,
y en el viaje postrer -¡tan rudo y largo!-
¡tendré un cordial para mis pobres huesos!
Entonces, se oirá un himno de alegría
en todos los cenáculos viciosos,
y en el altar de la bodega fría
florecerán los pámpanos gloriosos,
¡como una exuberante
fiesta de las vendimias, festejada
con la copa risueña y desbordante
sobre el Hastío agobiador alzada!
Los viejos bebedores,
musitarán responsos doloridos,
en sus báquicos salmos gemidores,
escuchando el sermón de los vencidos;
y, taciturnos, llenos de unción, bajo
la santidad de los recuerdos fieles,
mojarán el hisopo de un andrajo
en la sangre mortal de los toneles,
para rociar mi caja
con sus tenues esencias vaporosas,
cuya embriaguez irá hasta mi mortaja
cubierta de racimos y de rosas.
Después, urdiendo extraños sacrificios,
muy quedo, acaso, seguirán mi entierro
las brujas como en Sábados de oficios;
¡y más tarde, por último, algún perro
lunático, burlón o visionario,
-feroz amante de las cosas bellas desde
un negro escondrijo solitario
labrará el epitafio a las estrellas!
Evaristo Carriego nació en Paraná, Argentina el 7 de mayo de 1883. Formó parte de la revista anarquista La Protesta, Papel y tinta, Idea y Caras y caretas, entre otras. Autor de poesía y cuentos breves, murió el 13 de octubre de 1912.

Riego Ángel de Cerveza – Ángel Moisés Rojas
Burbujea protervos pensamientos
de querer beber
el riego.
¡Ah, su sultana boca!
Descarrila mis neuronas
Troncha mi lengua
Re- muerde la cuenta.
Apunta un pique de más
al aliento de Dios.
Reparte nuestra sed
¡Ah, me alza de pronto
entre el vuelco
poderoso descorche su boca.
Trepa mi culo,
para no dejarme largar
sin agrandarme la cuenta de su olfato
su abrazo alarga el fin de Aliento.
*Ángel Moisés Rojas; Poeta poblano y promotor cultural, publicado en: Suicidio Colectivo, Dédalo, Monos y poetas, Panorama de la Poesía Mexicana, Sueño Urgente poesía de Venezuela y México, Moebius poetas nacidos en los 80’s.