Por: América Femat Viveros
“(…)los amorosos son insaciables,
los que siempre -¡qué bueno!- han de estar solos”(…)
Los amorosos, Jaime Sabines
Amante raíz
¿Por qué habría de serlo ahora?
Nunca lo fui,
soy más bien
descontrolado bullicio,
eróticas sacudidas
e instantes tiernos,
fetichista
abierta flor a la orilla de tu carne,
de tu centro.
¡Déjate arder!
Rasparnos
hasta el sexo aromático y encendido,
arañarnos con raíces
surcarnos los caminos,
mancillarnos con besos
los amantísimos cuerpos,
gozarnos el fruto
sabernos tan hambrientos,
necesitados,
sedientos,
no sea que de pronto
-amantísimo cuerpo-,
un remordimiento estalle
volcada polvareda
hacia un desierto.

PRESAGIO
Hiedra, asedias pacífica, clara, tierna,
desde el centro de mi ombligo.
Tus raíces extiendes en mis caderas,
me sumerges noctambula, precisa.
No te apartas y te respiro hondo.
Exhalo en la orilla de tu superficie
para ahogar un orgasmo.
Vuelvo a subir a tu cima para
sumergirme en vértigo.
Extenuada y llena de un rumor
caudaloso,
el agua se rompe, el cántaro se agrieta
superficialmente en este vaivén,
aguas iluminadas son un rostro
de espesos manantiales.
Tu torso, suntuoso camino
de brazas danzando
en el uniforme espacio recorrido.
Extiende una a una tu raíz,
deja que inunde, que derrame el cauce,
el badén de mi ombligo.
En el tambor del medio día,
un presagio sabe.
Las aves de tus ojos
lo han visto ya nacer
entonces
una luz de esperma
satura los sentidos.

AQUELLOS CUERPOS
Algo en la mañana de los cuerpos nos aferra insuperables.
Imagino, es el vaho oloroso y susceptible del éxtasis.
La devorada luz que destila el acantilado de mi sexo,
la revolcada ola parida entre las piernas de las rocas,
la derramada sed en la mar de los cuerpos,
el paladar gustoso que se relame,
el sedimento impregnado en las paredes del basalto.
Extrañamente algo insuperable nos aferra
dejando en la batalla una llama sublime,
intacta,
indivisible
lúcida;
algo nos aferra y prohíbe olvidarnos.