Por: Pablo Spencer
Vivir la desaparición de su hijo y pedir al gobierno de Puebla investigaciones y resultados para dar con el paradero del joven Juan de Dios, hizo que María Luis Núñez Barojas exigiera a las instituciones del Estado avances en el caso, enfrentándose con funcionarios de la fiscalía y la administración estatal debido a que en cinco años no le ofrecieron resultados.
En abril del 2018 María Luisa inició con la búsqueda de su hijo Juan de Dios, quien le llamó por teléfono para avisar que estaba con Vicente y Abraham Basurto, cerca de la casa en Tehuitzo, Puebla. Después de esa llamada, ella no volvió a saber de él hasta febrero del 2022, cuando encontraron los cadáveres de los tres jóvenes.
Al principio ella realizó la denuncia en Tecamachalco, luego fue a Tehuacán y así inició su petición para que el gobierno hiciera una investigación. En ese momento no había ningún colectivo de familiares de personas desaparecidas, no había una ley general de personas desaparecidas, no había una fiscalía especializada, una comisión de búsqueda y tampoco había una ley estatal de búsqueda de personas.
María Luisa se asesoró para conformar el colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla, donde las familias de las víctimas se han acompañado desde el 2018 denunciando este delito y también los obstáculos a los que se enfrentan, pues continuamente denuncian ineficiencia y mal trato de los empleados, servidores públicos y funcionarios de las instituciones del Estado.