Voz reñidora, amante y retirada

Por: Melchisedech Daniel Angulo Torres

La caída interminable representa la profundidad, el espejo a la superficie sin referencia, es decir, pura. Se podría afirmar que no es necesario el gran artista para curar la cultura y, que el enfermo se basta a sí mismo para crear su propia novela y que el médico la evalúe. Ello implicaría pasar de lado la precisión del artista ya sea como médico de la civilización en tanto que enfermo y viceversa.

Una de estas novelas responde a la neurosis, la otra a la obra de arte. La diferencia es que el neurótico no puede más que efectuar la historia de su novela: este efecto son los síntomas mismos y de este modo la novela ya no tiene otro sentido. Al contrario, sustraer los síntomas de la parte del acontecimiento sin referencia que no se lleva a cabo (haciendo pasar de lo que se ve a lo que no), es llevar acción y pasiones como vivir y amar.

Acontecimiento sin referencia preciso, ir de la superficie donde tienen lugar los síntomas y se definen los efectos, al plano metafísico donde se esboza y colorea, se juega el acontecimiento sin referencia; se trata de pasar de los síntomas a la causa de la obra, dicho objetivo es precisamente el propósito de la novela como obra de arte y sobre todo lo que la diferencia de la novela familiar.

El procedimiento de artista comienza con una novela. Desde luego la novela será una construcción hecha por la subjetividad; en tanto que requiere de un clínico- artista para reconocerla. Ya no se trata de una novela neurótica ya que la subjetividad tiene un borde en el que se encarna una cuestión parcial que se efectúa en toda la individualidad del sujeto. Obra de arte y vida neurótico- familiar.

El síntoma define el efecto en la novela, en cuanto que a la inversa, libera el acontecimiento que hace contra- efecto en los personajes de ficción. Lo relevante no es el carácter ficticio de los personajes conceptuales, sino descubrir por qué se define la ficción misma, la naturaleza del acontecimiento sin referencia y los mecanismos del contra- efecto.

El misterio está en el salto de una superficie a otra, en lo que una se convierte al ser sobrevolada por la segunda. Pasamos del tablero de ajedrez (física) al diagrama (lógica). O también, volvemos de la superficie sensible al plano ultrasensible: es ahí donde los grandes creadores de imágenes experimentan un placer que supone lo perverso y que confiesa de manera inconsciente.

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