Lógicas espaciales o una geo- filosofía de lo político

Por: Melchisedech Angulo Torres

Deleuze y Guattari establecen una distinción entre espacios lisos y espacios estriados. Así como la distinción entre espacio nómada y espacio sedentario. Un espacio no- polarizado, totalmente abierto, habitado por singularidades que sería ese espacio nómada, ese espacio liso. Por otro lado, hablan de un espacio sobre- codificado, métrico, un espacio jerarquizado que sería ese espacio estriado, que sería ese espacio sedentario.

Por un lado, el bordado con su forma que sería el motivo, ese espacio central en tanto que espacio estriado y, por otro lado, el espacio liso con sus añadidos y súper- posiciones (sucesivas y simultáneas) de tela; un espacio sin límites predeterminados. El ejemplo seleccionado para el espacio liso revela que no hay una suerte de oposición, bipolaridad o antagonismo, simple posición entre lo estriado por un lado y lo liso por el otro.

No hay una sobre- determinación del lugar para calificar el espacio, de modo que es posible viajar sin moverse. Y así, Deleuze insiste en la figura del viajero in- móvil. Esta tensión entre espacio estriado y espacio liso, define dos modalidades micro- políticas a la vez que define dos estéticas, a saber, la háptica (dimensiones hápticas o táctiles), que tiene que ver con el espacio liso, espacio del contacto, tacto y de la inmediatez.

Y el arte óptico que remite a una visión de lo lejano, propia de la perspectivización y la perspectiva. En Mil Mesetas nos encontramos con cuestiones que trabaja Deleuze en sus estudios monográficos consagrados a Francis Bacon, junto con sus cursos sobre pintura. El concepto de diagrama. Ahora bien, estas dos estéticas nos hablan de la necesidad de dejar ver, de estar demasiado cerca, de perderse sin referencias en el espacio liso.

Aquí se encuentra desarrollado no solo el aspecto estético sino también el aspecto micro- político a partir de la tensión entre el polo estriado (o la dimensión estriada del espacio) y el polo liso, con la doble polaridad que por un lado opone la máquina de guerra, propia del espacio liso y la captura propia del Estado (capítulos 12, 13 y 14). Un pensamiento no- dualista sino de la multiplicidad que va más allá de los binarismos y antagonismos.

En tanto que el sentido común acostumbra a pensar la máquina de guerra como un sub- producto del Estado, Deleuze & Guattari insisten en la diferencia radical de naturaleza entre estos dos polos. No solo la máquina de guerra no depende del Estado, sino que toda su dinámica la opone a la lógica del Estado. Las creaciones nómadas, las máquinas de guerra fueron inventadas para resistir, para luchar contra el aparato de captura.

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