Algunas cualidades características de lo diagramático.

Por: Melchisedech Angulo Torres

La fuerza ejerce una potencia creadora en el cuerpo. Esta fuerza invisible es hecha visible por la visibilidad del cuerpo. Como tal no es lo visible lo que suma, sino captar las potencias que provienen del porvenir y que llaman a la puerta. Es decir, que ya están ahí, de manera imperceptible. Así como también hay algo que intenta abarcar toda la visibilidad. Los pintores coquetean con movimientos por medio de los cuales el cuerpo tiende a fugarse.

El estilo figurativo trata de la representación de la operación. Siempre hay algo muy extraño. El cuerpo tiene tendencia a la huida, literalmente se escapa por todos lados. Se experimenta un sentimiento de humildad al visitar enfermos y gente que ha sido operada. El intento de escape del cuerpo es interno, por medios exteriores. La expresión figurativa es intencional en tanto que narrativa (Deleuze, 2016: 78- 84).

La primera acción en la pintura es dicha expresión de intencionalidad. El segundo momento es el paso por la catástrofe, donde el diagrama define la posibilidad del hecho pictórico. El cuadro puede ser entendido como una instancia operatoria. El diagrama es un milagro que pasa cerca de algo que no quería hacerlo posible. Es el problema del original y la copia. El hecho pictórico se deriva de la voluntad de pasar por el diagrama.

Se trata de una catástrofe de la cual se debe derivar algo. Una pintura comprende su caos, pasa por él en cuanto que es instaurado. Solo basta un poco de caos para hacer de él algo ordenado. También habría que ver al hacer un camino, cuánto se relaciona con cuestiones clásicas. La acción diagramática es tal, que la potencia del pintor resulta una fuerza de la mano liberada del ojo, es decir, de una mano ciega (Deleuze, 2016: 85- 92).

El cuadro, como diagrama es manual, porque proviene del hacer sin ver, de la liberación de la mano. Así, no implica la mera independencia, sino la inversión de la dependencia misma. La pintura se ha definido como arte visual, o bien, como sistema línea- color. Haciendo que la tela juegue el papel de una auténtica ventana. La ventana es un agujero hecho con la intención de que entre y salga la luz y el viento.

En ese sentido, la pluma puesta sobre el renglón, habla de una mano que está subordinada a la mirada. El cuadro es bueno precisamente porque detrás de él hay un conflicto de la mano con relación al ojo. Donde no es expresada una subordinación por parte de las exigencias de la visibilidad hacia la mano. En una realidad visual que consiste en que se pinte sobre ella, donde la ventana misma es tratada como tal, ciega (Deleuze, 2016:93- 95).

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